La substancia.
Leibniz no obtuvo su idea de substancia a
partir de su análisis de las proposiciones, ni pensaba que nuestra convicción
de que hay substancias fuese una consecuencia de las formas del lenguaje.
“creo
que tenemos una idea clara, pero no distinta, de substancia, que procede de que
tenemos el sentimiento interno de que somos substancias”. No es verdad que
derivase la idea de substancia mediante una argumentación a partir de la forma
sujeto-predicado de la proposición.
Leibniz
conectó su idea de substancia con sus estudios lógicos. Según Russell, Leibniz
definió su idea substancia en dependencia de esa relación lógica
(sujeto-predicado)
Leibniz
conecta su metafísica de la substancia con la forma sujeto-predicado de la
proposición. Términos metafísicos como soporte o substrato indican que varios
predicados son concebidos como perteneciendo a un mismo sujeto.
Una
substancia no es simplemente el sujeto de predicados: también pertenece a la
noción de substancia el que ésta sea un sujeto duradero, del cual se predican
sucesivamente atributos diferentes. Nuestra idea de una substancia que dura se
deriva de la experiencia interna (yo permanente). Pero tiene que haber una
razón a priori para la persistencia de una substancia (además de la razón a
posteriori suministrada por nuestra auto-continuidad duradera)
La
razón a priori es que los atributos del momento y mi estado anterior, y mis
atributos del momento y mi estado posterior, son predicados del mismo sujeto.
El predicado está en el sujeto, se encuentra en la noción de sujeto. Leibniz
conecta así la persistencia de las substancias bajo los accidentes o
modificaciones cambiantes, con la inclusión virtual de los predicados en los
sujetos
Una
substancia es un sujeto que virtualmente contiene todos los atributos que
pueden ser predicados del mismo. Esta tº de la inclusión de los predicados en
los sujetos significa que todos los accidentes de una substancia están
virtualmente contenidos en ésta (experimento del gato en la caja con un
recipiente de gas-tº de los universos paralelos¡¿).
La
actividad es una característica esencial de la substancia. Aun cuando el sujeto
pasa de un estado a otro al desarrollar sus potencialidades, no deja de ser el
mismo sujeto que posee una tendencia a su autodesarrollo.
Aunque
un sistema diferente de cosas podría haber sido creado por dios “la actividad
de la substancia es de necesidad metafísica y habría ocurrido en cualquier sistema”.
“una substancia no puede existir sin acción”. Leibniz no derivó su noción de la substancia como
esencialmente activa a partir de la inclusión virtual de los predicados en el
sujeto; pero sí conectó su tº de la relación sujeto-predicado con la tº de la
substancia activamente auto-desplegante. Lógica y metafísica constituyen dos
aspectos de la filosofía de Leibniz.
Substancias simples o mónadas.
Puso el origen psicológico de la idea de
substancia en conexión con la consciencia de sí
Concibe
la substancia en general aceptando que “al pensar un color tenemos dos
pensamientos muy diferentes, el color y el yo que piensa” y otros seres también
pueden decir “yo”.
Es
también la consideración del mismo yo lo que proporciona otras nociones
metafísicas, como las de causa, efecto, acción, semejanza… e incluso las de la
lógica y la ética. Existen verdades de hecho primitivas, así como verdades de
razón primitivas. La proposición “yo existo” es una verdad de hecho primitiva,
una verdad inmediata. Las verdades de hecho primitivas son “experiencias
internas inmediatas de una inmediatez de sentimiento.” No son proposiciones
necesarias, sino fundadas en una experiencia inmediata.
Es
cierto que existo y tengo consciencia de mi unidad. De ahí derivo la idea general
de substancia como una unidad. Al mismo tiempo, la conexión de idea de
substancia con la consciencia de sí del yo, se presenta contra la concepción
espinoziana de una substancia única de la cual yo solo soy un modo.
En
Leibniz, la viva consciencia de la individualidad espiritual le aleja de
Spinoza. No existe ningún argumento que pueda corroborar la existencia del
mundo sensible, mientras que la realidad espiritual es más cierta que ésta. El que los fenómenos parezcan estar sometidos
a la causalidad no implica la real existencia de tales fenómenos. Estamos
moralmente, y no metafísicamente, seguros de que existen los objetos sensibles.
Los
cuerpos visibles sensibles son divisibles, agregados o compuestos. Eso
significa que los cuerpos están compuestos de substancias simples, sin partes.
“tiene que haber substancias simples, ya que hay substancias complejas”. Las
substancias simples, de las que están compuestas todas las cosas empíricas, son
denominadas mónadas. “son los verdaderos átomos de la naturaleza, los elementos
de las cosas”.
Estos
átomos o mónadas no se parecen a los de Demócrito o Epicuro: la mónada no tiene
partes, no posee extensión, figura ni divisibilidad. Una substancia simple no
puede ser extensa, puesto que simplicidad y extensión son incompatibles. Las
monadas no pueden entrar en la existencia de otro modo que por creación, ni
pueden perecer de otro modo que por aniquilación.
Las
substancias compuestas pueden entrar en la existencia y perecer por agregación
y disolución de las mónadas. Las monadas no admiten tales procesos.
Mientras
que los atomistas concibieron en primer lugar los átomos, y después
interpretaron el alma en términos de la tº atómica, como compuesta de un tipo
especial de átomos, puede decirse que Leibniz concibe la mónada por analogía
con el alma. porque cada mónada es en algún sentido una substancia espiritual
Aunque
las monadas son sin extensión y sin diferencias de cantidad y figura, tienen
que ser, según la tº de la identidad de los indiscernibles, cualitativamente
distinguibles. Difieren en el grado de percepción y apetición que posee cada
una de ellas. Cada mónada se distingue cualitativa e intrínsecamente. Sin
embargo, el universo es un sistema organizado y armonioso en el que hay una
variedad infinita de substancias que se combinan para formar una armonía
perfecta.
Cada
mónada se desarrolla según su propia ley y constitución interior. Ningúna
mónada es susceptible de incremento o disminución por la actividad de otras
mónadas. Cada mónada está dotada de algún grado de percepción, en este sentido
refleja el universo, el sistema total, a su propio modo
Leibniz
reafirma la existencia de una pluralidad de substancias individuales, en este
punto está de acuerdo con Descartes. Pero estuvo en desacuerdo en la concepción
de la materia como extensión geométrica. La masa corpórea es un agregado, y
tenemos que postular unidades substanciales reales: los cuerpos no pueden estar
compuestos solo por puntos geométricos. “si no hubiese unidades substanciales
reales no habría nada substancial o real en la masa”
Leibniz
jugó por algún tiempo con la tº atómica, pero se convenció del carácter
insatisfactorio de esta tº. Porque los átomos de Demócrito y Epicuro no eran
verdaderas unidades. Al poseer tamaño y figura no podían ser los factores
últimos descubribles: aun cuando se postulase su indivisibilidad física,
seguirían siendo divisibles en principio.
Los
constitutivos últimos de las cosas tienen que ser puntos, pero no putos
matemáticos. Estos puntos metafísicos son lógicamente anteriores al cuerpo, y
se conciben por analogía con las almas. Las unidades substanciales se
distinguen unas de otras por su grado de percepción y apetito que poseen. Frecuentemente
los llamó almas para referirse a la mónada en general, que significa aquello
que es uno.
Entelequias y materia prima
Un punto de importancia: cada mónada es
principio y fuente de sus actividades; no es inerte, sino que tiene una
tendencia interna al auto-desarrollo. Fuerza, energía y actividad son de la
esencia de la substancia.
La
substancia puede ser definida como un ser capaz de acción. Pero la substancia
no es simplemente actividad. En la mónada hay un principio de actividad o una
fuerza primitiva.
Leibniz
reintroduce así la idea de entelequia o “forma substancial”. Al formular el
concepto de unidad substancial en la que se contiene un principio activo, topa
con lo que llama fuerzas primitivas (entelequias primeras según Aristóteles). Esta
naturaleza consiste en fuerza. el nombre entelequia podría darse a todas las
substancias simples o mónadas creadas, porque estas tienen en sí mismas una
cierta perfección.
Hay
una cierta suficiencia que las hace fuente de sus acciones internas (autómatas
incorpóreos). Esta entelequia o forma substancial no tiene que concebirse como
una mera potencialidad para obrar, que requiera un estímulo externo que la haga
activa: contiene lo que Leibniz llama un conatus o tendencia positiva a la
acción, que se cumple por sí misma inevitablemente, a menos que sea
obstaculizada.
Es
necesario distinguir la fuerza activa primitiva de la fuerza activa derivativa,
la cual es una tendencia a algún movimiento determinado por el cual la fuerza
primitiva es modificada.
La
mención de la fuerza primitiva no basta para la explicación de los fenómenos:
no es una explicación suficiente atribuir un cambio fenoménico a su forma
substancial. Leibniz está de acuerdo en que la doctrina de las formas no debe
emplearse para determinar las causas particulares de los acontecimientos o de
las cosas sensibles. (nociones metafísicas generales no proporcionan respuestas
adecuadas a problemas científicos)
Por
otra parte, Leibniz se declara defensor de la tº de las formas aristotélicas,
aunque la interpreta en términos dinámicos, de fuerza o energía. Al reintroducir
las formas substanciales o entelequias, no volvió la espalda a la concepción
mecanicista moderna de la naturaleza, aunque la consideró insuficiente. Insistió
en que la concepción finalista y mecanicista son complementarias
…
Cada mónada contiene un principio de actividad o forma
substancial, pero ningúna mónada creada está carente de un componente pasivo,
que Leibniz denomina “materia prima o primera”.
Leibniz
utilizó los términos materia, materia prima, y materia secundaria en varios
sentidos y en diferentes contextos.
La
materia prima, tal como es atribuida a toda mónada creada, no ha de entenderse
como conteniendo corporeidad. “La materia prima no consiste en masa o
impenetrabilidad y extensión, aunque tenga exigencia de ello”. Pertenece a la
esencia de la substancia creada y es más afín a la potencia o potencialidad
escolástica que a la materia en sentido ordinario.
“Aunque
dios puede privar a la substancia de materia secundaria, no puede privarla de
materia prima, porque entonces la haría ser acto puro, lo cual solo es él”. Decir
que en toda substancia creada hay materia prima es decir que la substancia
creada es limitada e imperfecta, y esa imperfección y pasividad se manifiesta
en percepciones confusas.
Las
mónadas no son puras fuerzas: son los fundamentos no solo de las acciones sino
también de las resistencias o pasividades, y sus “pasiones” se hallan en
percepciones confusas.
La extensión
La
realidad consta de mónadas, cada una de las cuales es un punto metafísico
inextenso. Pero estas mónadas se combinan para formar substancias compuestas.
¿cómo es que el cuerpo extenso consta de mónadas inextensas? La extensión dice
Leibniz, es una noción reducible y relativa: es reducible a pluralidad,
continuidad y coexistencia o existencia de partes al mismo tiempo.
La
extensión es una noción derivada y no primitiva: no puede ser un atributo de la
substancia (los cartesianos lo concibieron precisamente como primitivo y
constituyente de la substancia). La extensión es más el modo en que percibimos
las cosas que un atributo de las cosas mismas. Pertenece al orden fenoménico.
La
extensión es “una cierta repetición indefinida de cosas en tanto que son
similares unas a otras o indiscernibles”. Como ya hemos visto, no hay dos
monadas que sean indiscernibles. Pero para representar la multiplicidad hay que
representárselas como similares, y en ese grado, como indiscernibles (hay que
repetirlas). Pero eso supone que poseen alguna cualidad que es repetida, o como
lo expresa Leibniz, difundida. Esa cualidad es la resistencia, que es la
esencia de la materia e implica impenetrabilidad. Ahoa Leibniz emplea el
término materia prima en el sentido de principio pasivo de la substancia.
“la
resistencia de la materia contiene dos cosas, la impenetrabilidad o antitipia,
y la resistencia o inercia; y en ellas sitúo la naturaleza del principio pasivo
o materia”
“la
fuerza pasiva constituye la materia o masa. La fuerza pasiva es aquella
resistencia por la cual un cuerpo se resiste no solamente a la penetración, sino
también al movimiento. Así, hay en él dos resistencias o masas: antitipia e
inercia.
Si
partimos de la concepción de muchas mónadas, podemos considerar el elemento
pasivo en las mismas (materia prima), consitente en la impenetrabilidad e
inercia. Al considerar solo una cualidad, consideramos las mónadas “como
repetidas”, en la medida en que son indiscernibles. Y la extensión es la
repetición indefinida de las cosas en la medida en que son similares o
indiscernibles. Estamos en la esfera de la abstracción. El concepto de materia
prima es una abstracción, porque la pasividad es solamente uno de los
principios constitutivos de la substancia. La extensión es una nueva abstracción,
porque extensión como repetición indefinida presupone la abstracción de la
materia prima.
Cuerpo y substancia corpórea
La idea de materia prima no es lo mismo que la idea de cuerpo. La
materia prima es pasividad. El cuerpo comprende fuerza activa además de
pasividad. Si los principios activo y pasivo se toman juntos tenemos “la
materia considerada como un ser completo (esto es, materia secundaria, a
diferencia de la materia primaria puramente pasiva, incompleta)
La
materia secundaria es la materia considerada en tanto que dotada de fuerza
activa (cuerpo). la materia es aquello que consiste en “antitypia”, o aquello
que se resiste a la penetración-así la nuda materia es meramente pasiva. “el
cuerpo, en cambio, además de materia posee fuerza activa”
Leibniz
también llama masa a la materia secundaria: un agregado de mónadas. También lo
llama cuerpo orgánico o máquina orgánica.
Ahora
bien. lo que hace a un cuerpo ser orgánico (cuerpo unificado en lugar de un
mero agregado o colección accidental de mónadas) es la posesión de una mónada
dominante que obra como la entelequia o forma substancial del cuerpo orgánico. Este
compuesto de la mónada dominante y el cuerpo orgánico es llamado por Leibniz
substancia corpórea.
-alma
o entelequia primitiva
-materia
primaria o fuerza pasiva primitiva
-mónada,
completada por las dos anteriores
-masa
o materia secundaria, o máquina orgánica, a la que concurren innumerables
mónadas subordinadas.
-el
animal, substancia corpórea, del que la mónada dominante hace una sola máquina.
…
Leibniz no emplea consecuentemente los
términos. Hay ciertos puntos que sí están bastante claros.
Las
realidades últimas son las mónadas o substancias simples. Éstas son
indivisibles: lo que percibimos son agregados de monadas. Cuando un agregado
tiene una mónada dominante, es un cuerpo orgánico, y forma junto con la mónada
dominante la substancia corpórea.
(un
animal, substancia corpórea, no es un mero agregado de mónadas. El significado
que tiene que una mónada domine sobre un cuerpo orgánico difícilmente puede ser
considerado aparte del tema de la percepción. En cada substancia corpórea, en
toda masa o agregado, hay, según Leibniz, un número infinito de mónadas)
En
cierto sentido Leibniz afirmó la existencia de un infinito actual, o de
infinidades actuales. “estoy tan a favor del infinito actual que, en lugar de admitir
que la naturaleza le tiene horror, como suele decirse, yo sostengo que la
afecta por todas partes, para realizar mejor las perfecciones de su autor. No
hay parte alguna de la materia que no sea, no digo ya divisible, sino real y
actualmente dividida. Y en consecuencia, la menor de las partículas tiene que
ser considerada como un mundo lleno de infinidad de criaturas diferentes”
Pero
Leibniz no admitía que a partir de ahí se pudiera concluir que en un agregado
existe un número actualmente infinito de mónadas: porque no hay número
infinito. Decir que hay una infinidad de mónadas es decir que siempre hay más
que pueden ser atribuidas al agregado. “No obstante mi calculo infinitesimal,
no admito un verdadero número infinito, aunque confieso que la multitud de las
cosas sobrepasa cualquier número finito, o, mejor dicho, cualquier número”
A
partir de la afirmación de que en cualquier agregado hay una infinidad de
mónadas no puede sacarse la conclusión de que todos los agregados son iguales. Porque
hablar de números infinitos iguales carece de sentido. El agregado no es un
todo infinito hecho de un número infinito de partes. Solamente hay un verdadero
infinito, y este es “el absoluto, que es anterior a toda nuestra composición, y
no está formado por adiciones de partes. Leibniz hace referencia al “infinito
sincategoremático y el categoremático de “las escuelas”, señalando que el
infinito se encuentra más allá de los números.
Las
substancias, en el sentido de agregados de mónadas, son para Leibniz
fenoménicas. “porque todo, excepto las mónadas componentes, es añadido por la
percepción a partir del hecho de que aquellas sean percibidas.”
Decir
que los agregados son fenómenos no equivale a decir que son sueños o
alucinaciones. Son fenómenos bien
fundados, cuya base real es la coexistencia de las mónadas de las que son
agregados. Lo que quiere decir es que las cosas, que aparecen a los sentidos
como unitarias, son realmente agregados de sustancias simples inextensas. El mundo
de la percepción sensible y el de la ciencia es fenoménico. Las mónadas o
realidades últimas no son fenoménicas: no aparecen a la percepción sino que son
conocidas por un proceso de análisis filosófico.
Alma y cuerpo
La relación del alma y el cuerpo es la de
una mónada dominante a una reunión de mónadas. No es fácil dar una
interpretación de esto. Ideas básicas:
-el
alma humana es una substancia inmaterial
-el
cuerpo humano consta de mónadas inmateriales
-la
corporalidad del cuerpo es un fenómeno bien fundado
-no
hay interacción en sentido de influencia física directa entre las mónadas que
componen el ser humano.
-la
armonía o el acuerdo entre los cambios de las mónadas individuales que componen
el ser humano se debe a la armonía preestablecida
-la
relación entre el alma humana o mónada dominante y las mónadas que componen el
cuerpo tiene que ser explicada de modo que alma y cuerpo componen un solo ser,
y que el alma gobierna el cuerpo.
“se dice que la criatura actúa
externamente en la medida en que es perfecta, y sufre la acción de otra en la
medida en que es imperfecta, así se atribuye acción a la mónada en la medida en
que tiene percepciones distintas, y pasión en la medida en que tiene
percepciones confusas.” En la medida en que el alma tiene percepciones
distintas, es activa. En la medida en que las mónadas que constituyen el cuerpo
tienen percepciones confusas, son pasivas. El cuerpo está sometido al alma, el
alma dirige el cuerpo.
Aunque
no hay interacción en sentido estricto entre alma y cuerpo, los cambios en las
mónadas inferiores que componen el cuerpo tienen lugar, según la armonía
preestablecida, en vistas a los cambios que tienen lugar en el alma, que es una
mónada superior. El alma obra de acuerdo con su juicio sobre la mejor cosa que
hacer, y su juicio es objetivo en proporción a la claridad y distinción de sus
percepciones. El alma es perfecta en la medida en que tiene percepciones
claras. Los cambios en las mónadas inferiores que componen el cuerpo son
correlacionados por dios con los cambios en la mónada superior o alma. El alma,
en virtud de su mayor perfeccionamiento, domina el cuerpo y actúa sobre él. “una
cosa es más perfecta que otra porque en ella se encuentra lo que sirve para
explicar a priori lo que tiene lugar en la otra y de ese modo se dice que actúa
sobre ella.”
Si
hablamos de que el cuerpo actúa sobre el alma, lo que significa es que el alma
tiene percepciones confusas y no claras. En la medida en que el alma tiene
percepciones confusas se dice que es pasiva, y que es influida por el cuerpo.
sigue sin haber interacción física.
…
Ahora bien, el cuerpo humano no está
siempre compuesto por las mismas mónadas. Siempre se está desprendiendo de unas
y ganando otras. ¿En qué sentido es legítimo hablar de cuerpo como una
cambiante reunión de mónadas? ¿Cuál es el vínculo peculiar que une las mónadas que
componen el cuerpo de A al alma de A, y no como cuerpo de B?
-cierto
equipo cambiante de mónadas forman el cuerpo de A en la medida en que las
variaciones que ocurren en dichas mónadas
tienen sus razones a priori en las variaciones que ocurren en la mónada
dominante que es el alma de A
-las
mónadas que componen el cuerpo humano tienen puntos de vista o percepciones
que, de acuerdo con la armonía preestablecida, se parecen, aunque confusamente,
o se aproximan al punto de vista de la mónada dominante, y que tienen así una
peculiar relación a ésta.
-para
decir que tales mónadas y no otras componen el cuerpo de A, tiene que ser que
los cambios en un equipo de mónadas, y no los cambios en otro equipo, son
explicables en términos de causalidad final por referencia a los cambios que se
dan en el alma de A.
Leibniz
habla de un vínculo substancial que une a las mónadas para formar una
substancia. En una carta de 1907, en respuesta al padre Bosses Leibniz sugirió
que “su transubstanciación” podría explicarse “en mi filosofía” diciendo que
las mónadas que componen el pan son suprimidas en lo que respecta a sus fuerzas
primitivas activa y pasiva, y en su lugar se da la presencia de las mónadas que
componen el cuerpo de cristo, aunque permanecen las fuerzas derivativas de las
mónadas que componen el pan (para tener en cuenta el dogma de que los
accidentes del pan permanecen después de la transubstanciación) en cartas
posteriores, Leibniz propuso la tº del vínculo substancial: así, en otra carta
de 1712 sice que “su transubstanciación” puede explicarse sin suponer que las
mónadas que componen el pan sean suprimidas. En vez de eso, el vínculo
substancial del pan es destruido, y el vínculo substancial del cuerpo de cristo
es aplicado a las mismas mónadas que anteriormente estuvieron unidas por el
vínculo substancial del pan. Subsistirán, sin embargo, los fenómenos del pan y
el vino.
Leibniz
también dice “nosotros que rechazamos la transubstanciación no tenemos
necesidad de tales teorías”. No se puede concluir que Leibniz sostuviese la tº
del vinculo substancial. No obstante, él declara que distinguía entre un cuerpo
inorgánico, que no es propiamente una substancia, y el cuerpo orgánico natural,
que junto con su mónada dominante, forma una verdadera substancia o unum per
se. Y es difícil ver como ese empleo del lenguaje escolástico está realmente
autorizado por la tº de las mónadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario