La escuela de Atenas

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jueves, 15 de septiembre de 2016

Autores de Filosofía de la Religión

La quiebra del pensamiento dogmático. 

· En la Reforma, iniciada por Lutero, lo sagrado reduce su ámbito. Los siete sacramentos se reducen a dos (bautismo y eucaristía); una eucaristía devaluada pues se niega la transubstanciación. Los milagros pierden importancia pues en la vida religiosa sólo hay dos polos: La realidad trascendente de Dios y la humanidad caída. En una Europa devastada por las guerras religiosas y el terror de los Tribunales de Inquisición, mientras el católico encuentra numerosos “consuelos” eclesiales, sólo la Biblia (para Lutero, un libro fácil de interpretar) es un consuelo que mitiga la solitaria vida religiosa del protestante.
· En la Modernidad el cambio es radical: La Biblia no parece ya un libro fácil ni coherente; es susceptible de variadas y contradictorias interpretaciones llevadas a cabo por la investigación histórica y crítica.
Es en estas circunstancias en las que surge la Filosofía de la religión en el siglo XVIII. Va a propugnar una reflexión libre, objetiva y distanciada, casi siempre, del hecho religioso. Nace, pues, con una decidida vocación emancipatoria y con el propósito de hacer “uso público” de la razón. El contenido pasa a ser más importante que el poder y prestigio de la autoridad que la respalda.

Giro antropológico
El universo religioso gira alrededor de dos polos: Dios y hombre. Hegel señaló que la teología natural se ocupaba de Dios y la Filosofía de la religión del hombre. Lo antropológico es, pues, característica fundamental de la Filosofía de la religión. Tras muchos siglos, existía un cansancio natural de especular sobre Dios y se centró la mirada en el hombre. Este giro antropológico se debe a varios nombres:
· Lessing. Famosa es su sentencia: Si Dios me diese a elegir entre la verdad consumada y la búsqueda de la verdad, elegiría esta última. Está, pues, a favor de la búsqueda humilde, honrada y persistente de la verdad. Sitúa al hombre en el centro de su pensamiento. Afirma que lo importante para un creyente es lo que siente y lo que experimenta, la fe vivida y no las discusiones teóricas de filósofos y teólogos fanáticos de la revelación bíblica: La Biblia no es la religión; relativiza, pues, la Biblia y, por ello, a la teología revelada. Ataca a la teología natural en beneficio de la Filosofía de la religión.
· Herder sitúa al hombre en el centro de su pensamiento. Como el hombre no es un ser abstracto, la filosofía no debe trabajar sólo con definiciones abstractas. Es partidario de favorecer la experiencia, los signos, las imágenes, la intuición, la contemplación. Toda verdad debe someterse a experimentación, por lo que es necesario ver y sentir a Dios.  Ataca, pues, al racionalismo ilustrado de su época; la filosofía, sostiene, no sirve a la hora de originar el sentimiento religioso en los hombres. La religión tiene que ver con el hombre en su totalidad y no sólo con una de sus dimensiones: La razón.
· Kant. Su proyecto es profundamente humanista: El hombre es el centro de todo. Heidegger señala como Kant vincula íntimamente metafísica y antropología al afirmar que las grandes preguntas que el hombre se hace son: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?.

· Schleiermacher. El centro de su pensamiento es el sentimiento religioso del hombre. Ni la razón, ni el pensamiento, ni los evangelios, ni la Iglesia conducen a Dios; el único camino es el propio hombre abierto a la emoción, a la sensibilidad, a la mística, a la piedad, a la devoción (teología del sentimiento). Hegel le criticará por enfatizar el valor del sentimiento en perjuicio del valor de la razón. Pero es que Schleiermacher no quiere conocer a Dios, sino sentirlo. Cree que la esencia de la religión no es ni pensar ni actuar, sino intuir y sentir. La religión no pretende explicar el universo sino admirarlo y sobrecogerse. No es necesario probar la existencia de Dios, pues se le siente espontáneamente.

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