H. Bergson (1859-1941)
- 1. Espiritualismo
Proclama la reforma del espíritu, que se
torne sobre sí y se vuelva consciente. Precedente de la fenomenología de la
existencia.
Conciencia:
característica de lo vivido, de lo actuante actualmente. Los datos inmediatos
de la conciencia son: cualidades como la pura duración y la libertad que se
sigue de ella (no son cosas que se
sumen unas a otras)
Critica
a: la psicofísica, el asociacionismo de la psicología naturalista, Kant.
Denuncia la tendencia de la ciencia a espacializar los datos de la conciencia
objetivándolos para poder medirlos
Igual
que Leibniz, concibe el espacio como un orden de unidades yuxtapuestas que
garantizan su exterioridad. Espacio: multiplicidad cuantitativa. Tiempo:
multiplicidad cualitativa de los datos de la conciencia.
El
dato inmediato de la conciencia: continuum,
continuidad de sensaciones y sentimientos. Una duración. Persistencia de lo múltiple
cualitativo.
La
libertad se deriva de esta duración y no de reglas abstractas. El sentimiento o
la experiencia moral, como duración, son puntos de partida válidos para derivar
la libertad
- 2. Metafísica de la duración
La duración (heterogénea) es el verdadero
dato de la conciencia despojada de toda construcción intelectual. Esta duración
subjetiva del tiempo es real, a
diferencia de la duración del tiempo objetivo, que es aparente (homogéneo)
El
poder espiritual es duración o movimiento continuo del que el pasado solo es un
momento. La realidad autentica de la conciencia es el flujo vivido. En virtud
de su intuición tenemos idea del tiempo.
El
error es concebirla como un tiempo espacial, es decir, como un tiempo
indefinidamente divisible que solo puede tener un número limitado de fenómenos
conscientes.
Transmuta,
por tanto, la concepción tradicional del tiempo cuantificable y lo entiende
como devenir puramente cualitativo, y por tanto, no mensurable. Esta
temporalidad que propone es la condición de posibilidad de nuestra identidad y
de la constitución del mundo
Ejemplifica:
el discurrir de una melodía cuyas notas están engarzadas, de modo que anuncian
a las siguientes. El organismo vivo en tanto conjunto de relaciones.
Todo
esto implica negar que exista una sustancia inmutable del yo. Solo hay una
duración que se retrotrae al pasado y al futuro progresando en su
heterogeneidad. La duración es intuida por la conciencia, que conserva para
crear(se). Lo que dura no es un estado inmodificable, sino una dialéctica entre
lo que nos determina y la espontaneidad creadora. Identidad y diferencia
acontecenen la duración, ya que esta es continuación de lo que ya “no es” en lo
que “es”, y por ello, es memoria, pero entendida de un modo progresivo, no como
simple repetición de lo que fue. La única conexión entre experiencias pasadas y
presentes es la duración de la conciencia. Rara vez hay percepciones puras
porque son inseparables del recuerdo. La memoria es lo central de la conciencia
humana porque condensa en una intuición única los múltiples momentos de la
duración y es el registro de la misma
DEF:
la duración interior es la vida contínua de una memoria que prolonga el pasado
en el presente
Materia y memoria: síntesis del pasado y
el presente en vista del futuro, una síntesis que no es de identificación sino de
transición, pues se trata de una prolongación del pasado en el presente que
conserva sus diferencias con vistas al futuro.
¿Cómo
se explica el olvido? La atención a la vida restringe el campo del pasado, que
está virtualmente presente en su totalidad, a aquello que interesa
prácticamente. En general, el pasado solo es en el presente y según las exigencias
de los acontecimientos. Para Bergson, la conciencia es un tejido de acontecimientos,
que son hechos, pero también dimensiones del tiempo en cuyo interior se
inscriben los hechos. El primer dato no es la percepción, seguida de su retención
memorística, sino el acontecimiento, y desde él se piensa el tiempo. El pasado como
realidad virtual no es lo que difiere de lo actual, sino un componente más del
acontecimiento, forma parte de un acto en cuyo interior se inscriben las
dimensiones de la duración. El acontecimiento es un hacer que forma una cadena
integral, la interiorización es simultánea a la cadena.
En
Bergson, a diferencia de Descartes, la duración del yo no implica la conciencia
de dicha duración. El ser viviente es movilidad, pero la conciencia es otra
cosa: introduce elección e indeterminación. Nuestra vida vivida no es objeto
para la conciencia, no es explicable por ella. Su identidad y continuidad no se
deben a la memoria sino a la duración
Dualismo
entre un yo profundo (pura duración no espacializada) y un yo superficial
(tiempo objetivo homogéneo). División de lo real: la exterioridad en la que la
materia se yuxtapone, la interioridad del espíritu en la que hay compenetración
y duración. Las cosas ocupan espacio y
están delimitadas por él, pero en la conciencia no hay cosas sino “hechos” que
están imbricados en la duración. En la duración, el pasado se presenta como una
“bola de nieve” (continuamente presente). Tenemos una relación mediata con el
pasado, nos lo imaginamos. Sobre el pasado imaginado, el pasado se
auto-conserva en la duración, aunque en sí mismo sería un presente indiviso.
Merleau
Ponty parte, a diferencia de Bergson, de la espacialidad temporal
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