La escuela de Atenas

La escuela de Atenas
La escuela de Atenas

martes, 13 de septiembre de 2016

Bergson. Metafísica y duración

H. Bergson (1859-1941)

  • 1.       Espiritualismo


Proclama la reforma del espíritu, que se torne sobre sí y se vuelva consciente. Precedente de la fenomenología de la existencia.
               Conciencia: característica de lo vivido, de lo actuante actualmente. Los datos inmediatos de la conciencia son: cualidades como la pura duración y la libertad que se sigue de ella (no son cosas que se sumen unas a otras)
                Critica a: la psicofísica, el asociacionismo de la psicología naturalista, Kant. Denuncia la tendencia de la ciencia a espacializar los datos de la conciencia objetivándolos para poder medirlos
          Igual que Leibniz, concibe el espacio como un orden de unidades yuxtapuestas que garantizan su exterioridad. Espacio: multiplicidad cuantitativa. Tiempo: multiplicidad cualitativa de los datos de la conciencia.
           El dato inmediato de la conciencia: continuum, continuidad de sensaciones y sentimientos. Una duración. Persistencia de lo múltiple cualitativo.
           La libertad se deriva de esta duración y no de reglas abstractas. El sentimiento o la experiencia moral, como duración, son puntos de partida válidos para derivar la libertad

  • 2.       Metafísica de la duración


La duración (heterogénea) es el verdadero dato de la conciencia despojada de toda construcción intelectual. Esta duración subjetiva del tiempo es real, a diferencia de la duración del tiempo objetivo, que es aparente (homogéneo)
                El poder espiritual es duración o movimiento continuo del que el pasado solo es un momento. La realidad autentica de la conciencia es el flujo vivido. En virtud de su intuición tenemos idea del tiempo.
                El error es concebirla como un tiempo espacial, es decir, como un tiempo indefinidamente divisible que solo puede tener un número limitado de fenómenos conscientes.
                Transmuta, por tanto, la concepción tradicional del tiempo cuantificable y lo entiende como devenir puramente cualitativo, y por tanto, no mensurable. Esta temporalidad que propone es la condición de posibilidad de nuestra identidad y de la constitución del mundo
                Ejemplifica: el discurrir de una melodía cuyas notas están engarzadas, de modo que anuncian a las siguientes. El organismo vivo en tanto conjunto de relaciones.
                Todo esto implica negar que exista una sustancia inmutable del yo. Solo hay una duración que se retrotrae al pasado y al futuro progresando en su heterogeneidad. La duración es intuida por la conciencia, que conserva para crear(se). Lo que dura no es un estado inmodificable, sino una dialéctica entre lo que nos determina y la espontaneidad creadora. Identidad y diferencia acontecenen la duración, ya que esta es continuación de lo que ya “no es” en lo que “es”, y por ello, es memoria, pero entendida de un modo progresivo, no como simple repetición de lo que fue. La única conexión entre experiencias pasadas y presentes es la duración de la conciencia. Rara vez hay percepciones puras porque son inseparables del recuerdo. La memoria es lo central de la conciencia humana porque condensa en una intuición única los múltiples momentos de la duración y es el registro de la misma
                DEF: la duración interior es la vida contínua de una memoria que prolonga el pasado en el presente
                Materia y memoria: síntesis del pasado y el presente en vista del futuro, una síntesis que no es de identificación sino de transición, pues se trata de una prolongación del pasado en el presente que conserva sus diferencias con vistas al futuro.
                ¿Cómo se explica el olvido? La atención a la vida restringe el campo del pasado, que está virtualmente presente en su totalidad, a aquello que interesa prácticamente. En general, el pasado solo es en el presente y según las exigencias de los acontecimientos. Para Bergson, la conciencia es un tejido de acontecimientos, que son hechos, pero también dimensiones del tiempo en cuyo interior se inscriben los hechos. El primer dato no es la percepción, seguida de su retención memorística, sino el acontecimiento, y desde él se piensa el tiempo. El pasado como realidad virtual no es lo que difiere de lo actual, sino un componente más del acontecimiento, forma parte de un acto en cuyo interior se inscriben las dimensiones de la duración. El acontecimiento es un hacer que forma una cadena integral, la interiorización es simultánea a la cadena.
                En Bergson, a diferencia de Descartes, la duración del yo no implica la conciencia de dicha duración. El ser viviente es movilidad, pero la conciencia es otra cosa: introduce elección e indeterminación. Nuestra vida vivida no es objeto para la conciencia, no es explicable por ella. Su identidad y continuidad no se deben a la memoria sino a la duración
                Dualismo entre un yo profundo (pura duración no espacializada) y un yo superficial (tiempo objetivo homogéneo). División de lo real: la exterioridad en la que la materia se yuxtapone, la interioridad del espíritu en la que hay compenetración y duración.  Las cosas ocupan espacio y están delimitadas por él, pero en la conciencia no hay cosas sino “hechos” que están imbricados en la duración. En la duración, el pasado se presenta como una “bola de nieve” (continuamente presente). Tenemos una relación mediata con el pasado, nos lo imaginamos. Sobre el pasado imaginado, el pasado se auto-conserva en la duración, aunque en sí mismo sería un presente indiviso.

                Merleau Ponty parte, a diferencia de Bergson, de la espacialidad temporal

No hay comentarios:

Publicar un comentario